Work space


row // ElAltillo Design © 2010


Detrás de cada trabajo existe un lugar donde se generó todo. Un espacio de trabajo convertido en una ramificación nerviosa más, una prolongación de la cabeza, hábitos, orden y desorden… Es un espacio personal, casi íntimo, donde no existe la lógica aplicada en el mundo exterior. Un lugar donde el orden es aplicado por el subconsciente y resulta complicado explicar porque las cosas están donde están o en que momento llegaron allí. 

Pero a pesar de todo nos sentimos cómodos, familiarizados con el entorno y nos volvemos conservadores con su disposición. Todo resulta estar bien donde está, y cualquier leve movimiento por un ajeno que altere este perfecto caos, es detectado con inmediatez y motivo de ira.

Siempre existe un objeto aparentemente intrascendente, pero de suma importancia. Situado de forma estratégica, funciona a modo de canalizador. Punto donde fijando la mirada uno se transporta a otro lugar, incluso a sí mismo, buscando una respuesta lejos de aquel espacio físico. 

Lo curioso de todo esto, es que como si de algo mágico se tratara, únicamente funciona con uno mismo y cualquier otra persona es incapaz de entenderlo.



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